domingo, 10 de abril de 2011

La filosofía del instante

Un año entero es un instante, eso es algo que ya nadie que ha vivido lo necesario se atreve a dudar. Un año es casi el tiempo que hace desde que escribí mi última entrada en este blog y el tiempo en el que tantas insignificantes cosas han ocurrido: nos han bajado el sueldo a los funcionarios (a los que hacemos que la cosa pública funcione); España ha ganado el mundial y las calles se llenaron de banderas que nos hicieron olvidar por unos días lo jodidos que estábamos; ha empezado un nuevo curso; los sindicatos han vuelto a quitarse la corbata y pisar la calle; el gobierno ha seguido con la hoja de ruta de los mercados(esos entes sin rostro que nos oprimen); los obreros continúan menos protegidos que nunca; las grandes empresas han cosechado beneficios, y que nadie se los toque; Fuyushima se ha convertido en otro sinónimo del infierno en la tierra, ese lugar sin límites ahora con ascendencia tsunámico-nuclear; Zapatero ya no tiene remedio y nos deja a los demás pensando qué remedio le damos a una política que ya se cuida ella sola de que nadie meta las narices en sus asuntos más delicados. En fin, un año.