lunes, 23 de junio de 2008

Sigfrido, España y los partidos que no veré

Pocas veces me suelo perder un partido internacional tan trascendental como el de ayer entre España e Italia. La última vez que me ocurrió una cosa parecida fue en el Mundial de EEUU, en los octavos de final cuando derrotamos a Suiza por 3-0. Entonces fue porque tuve que actuar en una representación teatral en Cartagena a la que, por supuesto, no fue ni Dios, sólo el jurado del Murcia Joven que nos dejó relegados a una discretísima posición. Ayer la ocasión era la puesta en escena de la tercera parte de El Anillo de los Nibelungos en el Palau de la Música. Cuando compré por internet las entradas no caí en ver qué fechas esa cuartofinables, entre otras cosas porque con España nunca se sabe. Tampoco caí cuando reservé el vuelo a Chicago que el equipo nacional estaría jugando las semifinales durante mis últimas dos horas de vuelo, ni que, en caso de llegar a la final, la disputaría justo durante las horas en las que yo cogería el coche rumbo a la ruta 66. Pero así va a pintar esta Eurocopa para mí, para una vez que hay posibilidades reales de ganarla. Menos mal que no soy un fan fatal, aunque si lo fuera como Nick Hornby lo es de su Arsenal, mucho me hubiera cuidado yo de hacer planes más allá del fútbol.

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