martes, 26 de marzo de 2002

David Leavitt: Junta al Pianista

Escrita en 1998, y todavía sin traducción oficial a nuestro idioma, esta novela recoge la narrativa de Leavitt en uno de sus estados más bellos y sintetizados. La histortia gira en torno a Paul, un muchacho de dieciocho años aspirante a todo en el mundo de la música interpretativa y que conoce en una seisión en la que es el encargado de pasar las páginas de las partituras al famoso pianista Richard Kennington. Unos meses después la casualidad les lleva a volver a verse en italia, donde generan una profunda amistad en la que descubren el deseo y, en el caso de Paul, el amor. Sin embargo, Richard percibe que lo que Paul exige de él es mucho más de lo que su vida le puede dar y decide darle el esquinazo a él junto a su madre, la cual también se había quedado prendada de su personalidad, cuando éstos estaban a punto de viajar hasta Florencia.

De vuelta en Estados Unidos, Paul se va a vivir a Nueva York, lejos de su San Francisco natal y se dispone a sembrar sus primeros pasos en sus estudios musicales. Conoce a un nuevo compañero, Alden. Un día traba conocimiento con Joseph Mansourian, el amate de Kennington durante los últimos veinticinco años y que además es su agente, el cual acaba de contratar para su firma a una joven promesa que es mucho más joven que Paul. Es el principio del fin para los sueños de Pual, el cual empieza a ver su futuro como pianista como una auténtica ficción, sobre todo después de que la señora Novotna, su octogenaria maestra de música, le dijera durante las vacaciones de navidad que su talento desgraciadamente tocó techo hace mucho tiempo. Es además durante estas vacaciones cuando la madre de Paul se percata sobre la realidad sexual de su hijo con lo que meses después decide coger el avión rumbo a Nueva York e intentar lo que ella cosidera una salvación.

Es precisamente esta última parte de la novela “The Hand that Feeds you” lo que más flojea por cuanto el cambio del foco narrativo de Paul como persona ambiciosa que empieza a fracasar en las puestas de su vida hacia el conflicto de su madre con la aceptación de un hijo homosexual es, a mi juicio un tanto brusca y un poco desmerecedor del buen pulso general que la narración había tenido hasta entonces.

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