El final trágica de esta novela no se propone dar ningún tipo de soluciones, sino más bien ahondar en los planteamientos que desde el principio se exponen: la irresolubilidad de la regla de tres en els er humano.
La histoira es un inteligente planteamiento cuya soluciónmatemática se intuye desde el principio va a ser imposible. Aún así las operaciones para llegar a tal conclución son no menos fascinantes.
Si aislamos una por una las operaciones de la regla de tres veremos que cada una de ellas tiene su propia vicisitud individual: por un lado está el aséptico matrimonio entre Aspasia, mujer de belleza y madurez fascinadora, leonardo, eterno efebo y resistente a envejecer en las tribulaciones amorosas.
Las otras dos combinaciones son las resultantes de la irrupción en la vida de este matrimonio del escritos Octavio Lerma que, bajo la excusa de escribir su último libro de memorias se recluye en la isla en la que el desigual matrimonio convive.
La primera resultante es con Aspasia, una relación cargada de la metafísica de la infidelidad y la bigamia. El tono de la novela a veces se torna cintífico en las descripciones que se hacen de la relación de los amante, sobre todo cuando octavio lerma reflexiona en las páginas de su libro. En mi opinión es la parte menos lograda de la novela, pues se yuxtaponen con poca química literaria dos focalizaciones distintas con sendos lenguajes. El meramente narrativo y el expositivo, el cual algunas veces lega a ser demasiado cargante.
El otro vértice del triángulo es el formado por Leonardo y el escritor. Es el que más tensión origina dada la aparente heterosexualidad del primero el cual gradualmente es fascinado por las palabras de Octavio y conducido a una irremisible atracción por él y por una más estrecha unión con su esposa a través de quien a su vez la está disfrutando. El personaje a veces carece del mismo sostén interpretativo que Aspasia y Octavio, a pesar de lo cual no pierde su credibilidad. La resolución de este binomio se resuelve con gran belleza descriptiva, rayana en lo lírico, con los pazos y macizos gallegos como fondo.
El planteamiento temático de la bisexualidad está expuesto con gran inteligencia y sensibilidad. Dignas de subrayar son las palabras de Octavio, cuando, con platónica guisa se dirige a sus amigos como si estuvieran en un simposio con el fin de describir su aristofénica visión de la sexualidad. “Destesto las clasificaciones. Ellas tienen la culpa de que los homosexaules se comporten de forma privativa...” (pág. 106)
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